14/2/10

XI La marca de ropa de mujer Top

Varias cosas buenas quedaron de esta experiencia en la fábrica de uniformes, aprendí muchísimo de la confección de ropa de mujer, pues solía sentarme al lado de cada maquinistas y miraba como hacían las cosas. Les preguntaba los secretos de cada operación y conocí profundamente a bellas personas como Carmencita que era la operaria de más edad y la que más paciencia y calidad tenía para enseñar a las operarias nuevas, conocí gente muy linda entre estas operarias y el cariño y respeto que nos habíamos profesado era sin lugar a dudas algo que iría a extrañar.

Al par de semanas, el que yo hubiera dejado mi trabajo, se conoció en varias empresas del rubro y empezaron a contactarme. La que más me interesó fue una fábrica de ropa de mujer que había obtenido la licencia para la ropa de mujer de una marca muy conocida en el mundo que incluye ropa interior, jeans, perfumes , etc.

La dueña me dijo que había escuchado hablar bien de mí y deseaba que yo aportara fundamentalmente en la productividad y sobre todo la calidad que les exigia la marca que representaban.

Este taller que sólo tenía una buena marca, estaba ubicada en una gigantesca casona de por lo menos 50 años de antiguedad y la línea de producción avanzaba de habitación en habitación,esto hacia bastante dificultoso deesplazar las prendas, en piezas húmedas, altísimas y muy mal iluminadas.

Desde que ingresé en esta casa,tuve una extraña sensación entre familiaridad y temor y estuve así por varios días hasta que un día en que la dueña me llamó a una de las habitaciones casi secretas donde se desarrollaba el modelaje, me fijé en el techo y vi dibujadas en el figuras que yo recordaba de mi infancia con temor por alguna razón.

Le pregunté de quien había sido esta casa antes de su familia y me comentó que había sido un club social.
De inmediato recordé a una tía que había sido consecionaria de aquel club y que en esa pieza me quedé encerrado a oscuras tomando bebidas a escondidas, mirando esas figuras que me aterraban de niño. Curioso estar aquí 20 años después.

El personal de esta fábrica,había estado trabajando con la dueña por más de 15 años y era primera vez que tenían un jefe, situación que no les agrado y me lo hicieron notar rápidamente haciéndome poco grato el trabajo, que lo único que tenía de bueno para mí es que podía ir caminando desde casa y me demoraba 20 minutos.

La primera dificultad que me encontré, fue encontrar que la cantidad y calidad con que la gente producía era bajísima y parte de esto se debía a que todas las operarias estaban a sueldo fijo y no habían incentivos de producción.

La dueña tenía buenos contactos con las grandes tiendas por lo que rápidamente empezaron a llegar pedidos importantes de prendas.

Estaba por cumplir mi primer mes de trabajo y las exigencias por la calidad me tenían permanentemente enfrentado a las operarias quienes decidieron tomar acciones al respecto.

Una mañana a las 7.30 llegué como todos los días a abrir el taller, encender las luces, prender las calderas de las planchas individuales, disponer la carga de trabajo para cada operaria y hacer un orden general.

Las operarias llegaban un poco antes de las 8 y me extraño su demora aquel día.

A las 9 llegó la dueña y fue de inmediato a ver porque no se escuchaban las máquinas y vió para su sorpresa que no había personal alguno trabajando y sólo estaba yo sentado sobre una máquina. Le dije que no sabía que estaba ocurriendo y nos fuimos a su oficina.

Cerca de las 10 de la mañana, llamó la operaria más antigua manifestando que estaban todas juntas en una plaza cercana a la espera que yo retirara de la fábrica pues era demasiado exigente en términos de productividad y sobre todo calidad.

La dueña sin reflexionar mucho me explicó que estaba agradecida de mi labor en ambos temas, pero que ella vivía de la venta y debía entregar los productos y que en definitiva la gente compra marca y no le importan los detalles de calidad de confección pues no se atreven a reclamar (en esa época los clientes aún no eran "los reyes")y por lo tanto debía prescindir de mis servicios.

Me pagaron el mes completo aunque no lo alcance a cumplir, de hecho ni siquiera firme contrato.

Aquí aprendí y lo seguí haciendo a futuro, el valor que tienen las marcas, son fundamentalemente producto del marketing.
Chile debe ser el país donde más se margina por productos que son comodities o que se pueden traer de cualquier parte del mundo.
Se importan prendas o se producen y se venden luego a entre 5 y 10 veces su costo según la marca que representan.
Un mismo producto que me tocó producir, con una etiqueta X se vendía a $12.000 en barrios periféricos y con una etiqueta Y, se vendía a $30.000 en los mall.

Este corto trabajo me marcó profundamente y por bastante tiempo quede en el limbo sin entender cual era mi real posición como jefe. Anteriormente fui despedido por confraternizar mucho con los operarios y ahora por exigir demasiado (siempre de modo seguro y nunca grosero o a gritos como se acostumbraba).
Además me costó mucho aceptar que un dueño disponga tener una empresa que produce con calidad y que esto pueda ser echado por tierra por las presiones de los trabajadores.

Estuve sin trabajar un par de meses y no me atrevía a presentarme a trabajos que solicitaban jefes, pues no me sentía seguro de como debería proceder y empezé a cuestionarme si este rubro era algo en lo que realmente debería seguir sumándo ahora las relaciones humanas tan complejas a las presiones ya existentes de producir cantidad y calidad.

Estaba entrando en una situación económica complicada y sentía además que estaba cayendo enuna profunda depresión cuando un domingo recibí una llamada.

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