10/2/10

VIII El taller de uniformes

Afortunadamente la salida esa tarde a tomar cerveza era con todo el grupo de trabajo y eso me tranquilizó.

La conversación pasó rápidamente de temas varios a la pregunta que dió origen a esta conversación.
¿de donde venía yo y cual era mi posición frente a las operarias?.

Creo que este momento de algún modo definió mi relación con los trabajadores en adelante, pues si bien me resultó fácil explicar de donde venía y mi experiencia anterior, declarar que era como ellas pero sólo con una cuota de responsabilidad diferente, marco lo que iba a ser una relación muy fluída y cercana por varios años.

De ahi en más siempre estuve considerado en todas las actividades que ellas realizaban y su compromiso conmigo y la entrega de trabajo siempre estuvo presente, yo por mi parte me propuse de que siempre iba a tratar de entregar el trabajo en forma equitativa a todas las personas, aún recordaba a Mafalda y como se afectaba cuando estaba sin trabajo por largos períodos.

Una cosa importante aprendí desde el comienzo en este pequeño taller, cuesta lo mismo hacer las cosas bien o mal,por lo tanto hay que hacerlas bien y desde ese momento de mi vida mi compromiso con la calidad ha sido intransable y le he explicado a todos mis dirigidos la importancia y satisfacción que produce hacer y ser reconocido por hacer las cosas bien.

El premio de un buen trabajo en la empresa en su conjunto,le permitió aumentar ventas y cambiarnos a un taller más grande y aumentar la dotación a 40 personas y yo pasé a ser jefe de un taller más importante.

El cargo de jefe me acercó a áreas que no conocía y de las que me vi obligado a aprender rápidamente (no había google) y recurrí a mi viejo amigo Beto para que me enseñara lo básico en leyes sociales, horas extras. semana corrida y costos.

Aprovechába Beto estas oportunidades encantado y le decía a su mujer que debía trabajar conmigo y salíamos un rato a ver los temas que me interesaban y luego nos ibamos con su novia y su hermana a bailar.

Este tipo de enseñanza era bastante lento pero entretenido y a la larga me sirvió.

Fue aquí cuando por primera vez me di cuenta de las injusticias que se cometen con los operarios en muchas partes.
El cálculo de costos que debía realizar mostraba claramente que de cada prenda, lo que se le pagaba al operario era ridiculamente poco.

El tiempo pasó rápidamente y aprendí en detalle todos los aspectos de la confección de vestuario femenino y la relación con los operarios y operarias era muy fluído y ameno y logre buenas amistades con la mayoría.

Que fascinación me producía ver el taller con hartos operarios, todos con mucho trabajo y el saludable sonido de las máquinas funcionando de manera constante.

Todo era demasiado bueno pero después de un año, al dueño del taller que además tenía otro trabajo, lo despidieron y apareció a trabajar permanentemente con nosotros.

El dueño del taller era una persona realmente despreciable,abusadora y para mí, carente de un mínimo de valores morales dados los abusos que realizaba sobre todos nosotros.

En una oportunidad que se le presentó un requerimiento a última hora, me llamó una hora antes del término de la jornada para pedirme que avisara al personal que nos retiraríamos sólo cuando el trabajo estuviera listo.

Le hice notar que el trabajo solicitado era para una jornada completa de trabajo y que era imposible lograrlo, me contestó secamente: ¿no puedes cumplir una orden y avisar al personal?

Lo que pasó de ahi en adelante es lo más infame que me ha tocado vivir.
Le avisé a todo el personal del requerimiento del dueño y las operarias me pidieron avisar al dueño que estaban dispuestas a quedarse sólo 2 horas porque tenían que llegar a sus casas a laver,hacer comidas y otras labores de dueña de casa.

Me dirigí a la oficina del dueño y con estupor me di cuenta que no podía salir del taller, nos habían encerrado con llave.
Por el citófono el dueño me dijo que ibamos a estar así hasta que estuviera listo el pedido que era una propuesta de uniforme que debía ser presentada a primera hora de la mañana.

Desgraciadamente, aún no se habían inventado los celulares y acortando la historia, entre enojos llantos y demases, terminamos cerca de las 4 de la mañana y nos dieron dinero que alcanzaba sólo para tomar dos taxis y éramos mas de 15 los que estaban necesitando de uno y para distintas direcciones.

El barrio donde estaba el taller era a dos cuadras del cementerio y no era bueno que nadie se quedara solo esperando por lo que caminamos varias cuadras hasta llegar a un sitio más seguro.

La mayoría llegó a sus casa sólo para cambiarse de ropa, muchas golpeadas por llegar sin aviso a esa hora, pero todos de vuelta a las 8.15 al día siguiente, el rencor que produjo este hecho traería consecuencias más adelante.

Hoy 30 años después, el dueño es Gerente de local en una de las dos más importantes multitiendas de Santiago y realmente se requiere de un tipo como él para obligar a las personas a cumplir prolongados turnos de trabajo bajo ambientes poco gratos y de mucho temor,como él sabe generarlos y así me lo han corroborado algunas vendedoras cuando he ido como cliente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario