12/2/10

IX Una nueva atracción

Nada fue lo mismo en el taller de ahí en adelante.

Yo que almorzaba junto a los directivos y administrativos, me cambie a almorzar con las operarias y la relación con la gerencia pasó a ser cortante y sólo para temas precisos y que requerían coordinación.

Al dueño que le gustaba dar vueltas y estar encima de todo, después del encierro dejó de ir un buen tiempo.

Un día apareció en el taller por el lado opuesto al que yo estaba y me llamó a gritos, desde donde yo estaba le dije que si me requería no me llamara a gritos porque no era sordo.

Pareció como si las máquinistas se hubieran puesto de acuerdo para no hacer funcionar las máquinas y nuestras voces se escuchaban ahora muy fuerte, como correspondía a dos personas de más de 1,80 metros y más de 100 kilos.

Volvió a gritarme y agregó, soy el dueño y grito cuando quiero. Dirigí mis pasos rápidamente hacia él y le grité en su cara:si me vuelve a gritar una vez más lo voy a dejar sentado de un golpe.

Se quedó mirándome con un odio como nadie me había mirado antes y se fué del taller sin decir palabra, las maquinistas retomaron sus labores y de algún modo parecía que las máquinas no tenían sonido.

Ese día estaba usando un vehículo que me había prestado mi hermana como tantas otras veces y llevé como siempre a un grupo de operarias que vivían en un mismo sector.

Mónica estaba sentada en el auto a mi lado con otra persona mas por lo que ibamos bastante apretados, atrás iban cuatro personas más.

Mónica me pidió ir a dejar a los demás primero y ser ella la última y así lo hice.

Cuando se bajó la última me pidió que pararamos un momento a conversar y ese momento cambió todo drásticamente.Se acercó a mi decididamente y me beso, me dijo que estaba muy exitada desde el momento de la pelea con el dueño en la fábrica. Hicimos el amor y la verdad estuvo muy bien, era ella una joven menor que yo bastante voluptuosa y atractiva.

Esta situación me complicó algo pues yo estaba casado hace casi un par de años y ella estaba de novia con una persona que nos brindaba frecuentemente apoyo eléctrico en la empresa, por lo tanto decidí no ir más en auto y evitar así el transportarla junto a las demás y también pensé que mejor no volvería a hablar con ella de este tema.

Debo hacer un paréntesis en las historias de fábricas propiamente tal para
comentar mi matrimonio y la mejor explicación me nace ahora, ya que hace unos días vi por tercera vez la obra "La negra Ester" que cuenta la relación de un cantante con una mujer de un prostíbulo.

Tenía unas amigas de muchos años que eran como la negra Ester y un día en que las visitaba socialmente y no como cliente, apareció Ximena que me deslumbró cuando la ví y me la presentaron como amiga, no se me ocurrió preguntar de donde eran amigas, pero lo debí sospechar al dormir todos juntos desnudos esa noche 5 horas después de conocernos.

Nos casamos a los cuatro meses y lo único bueno que salió de esa relación fue un par de hijos. Una hija muy similar a mí que continúo viendo y queriendo y un hijo igual a su madre, sin valores e inútil al cual no veo.
No pasaron muchos meses y cuando volvía a casa, había siempre nuevos amigos tomando cafe, y eso se fué haciendo habitual y la relación se mantuvo años por nuestros hijos a los que yo dediqué el tiempo de criarlos y entretenerlos mientras viví con ellos, por eso, la aparición ocasional de chicas en las fábricas nunca la sentí como indebido, eran en realidad, relaciones más verdaderas que las que había en mi casa.

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