20/1/10

V La señora Rosario

No estaba preparado para esta sorpresa, Rosario era la jefa de sección más antigua de la fábrica y había criado en su casa como allegadas a varias de las operarias del taller entre las que estaba Mafalda.

Meterse con alguna de ellas era como meterse con una de sus hijas y varios ya habíamos sido advertidos de aquello cuando teníamos mucha amistad o cercanía.

La señora Rosario me había acogido con un espíritu maternal en mi llegada a la fábrica y su apoyo y guía fueron muy importantes en mi adaptación a la fábrica y su entorno y yo sentía por ella gran respeto y cariño.

Me preguntó que hacía en esa facha todo mojado y sólo se me ocurrió decir que me estaba duchando para irme luego a casa cuando escuché los golpes en la puerta.

Le pregunté que hacia en la fábrica ese día y en ese horario, su respuesta pasó a ser parte de una historia larga y después una pesadilla que duraría demasiado tiempo.

Se me acercó con una cara insinuante que no hacía mucho juego con sus 60 años (según yo calculaba) y me dijo sin tapujos- Sabía que ibas a estar sólo y quería hablar contigo.

Te he estado observando me dijo y he notado que miras a varias de mis niñas y creo que lo que necesitas es tener una mujer con experiencia que te enseñe, desgraciadamente le pregunté- ¿Qué me enseñe qué?

Tomó mis manos y las puso sobre sus pechos, que eran enormes y para mi sorpresa muy firmes para sus años y movía mis manos para que se los acariciara, la verdad es que cuando los sacó de su blusa y los vi, me excité y ella lo notó a lo que correspondió con sexo oral que debo reconocer fue estupendo.

Estábamos en la oficina de recepción cuando todo esto ocurrió y me acordé de Mafalda. Detuve a la señora Rosario mintiéndole que estaba esperando al gerente para cerrar y que yo debía ordenar todo al interior de la fábrica. Esto la detuvo pero me advirtió que quería que esto se repitiera habitualmente en la bodega donde yo buscaba materiales que posteriormente le entregaba a ella diariamente y que de ahora en adelante ella los iba a recibir en el interior de la bodega y no en su sección, diciendo esto me dijo que se retiraría y me dejo con un gusto extraño mezcla de placer y pavor.

Fui a buscar a Mafalda que estaba en el interior oculta y llorando de miedo pero la tranquilicé diciéndole que era un vecino que solicitaba ayuda y que ya estaba solucionado, volvimos a ducharnos y besarnos por largo rato y ya cuando estaba oscureciendo nos fuimos a nuestras casas.

Muy temprano el día lunes siguiente me llamó el gerente para decirme que Rosario le había hablado  de mí, y me solicitaba que para un mejor control y cuidado de los materiales se los entregara a ella en la misma bodega a partir de ese momento.

Del sexo oral nunca tuve objeciones, pero sabiendo que era casada y que yo conocía y trataba mucho a su marido, me parecía una canallada y recibir sus besos intensos jurando estar enamorada de mí por lo menos 30 años menor que ella, se me hacía algo insoportable.

Pero el tema de Rosario pasó a ser parte de una rutina que maneje durante los dos años siguientes y que para efecto de orden manejé cambiando las entregas diarias de material en un principio a día por medio y posteriormente de manera semanal, asi es que acordamos que la entrega sería todos los lunes en la mañana.

En las fábricas se mantienen ciertos códigos y es lo más habitual que una mujer haga saber que hombre  pasó a ser de su propiedad y sólo pensar que ella hablara y dijiera que era su amante me aterraba.

Por suerte, el tema de su marido, que era conocido de todos la contuvo y nunca dijo nada.

Durante nuestra jornada de trabajo el 16 de Abril de 1973 la radio avisa que falleció Nino Bravo que desde inicios de los 70 era una de los artistas más populares de habla hispana. Hubo mas de un llanto entre las maquinistas y se lo escuchó todo el día y durante muchos de los días siguientes.

Estos años fueron bien difíciles, la llegada de Allende y el caos que se provocó generó grandes dificultades.
La fábricas que nos proveían de telas fueron intervenidas por el gobierno y los interventores que llegaron a hacerse cargo eran personas realmente ignorantes. Uno de ellos definió darnos una cuota de metros de tela para trabajar y nos enviaron toda la tela en sólo dos colores amarillo y violeta. Se podrán imaginar el caos que generó en la fábrica, hacíamos ropa de hombre y nos mandaban tela para abrigos de mujer.

Se detuvo la producción y se despidió a un número importante de personas, entre ellas se fué Mafalda y nunca más supe de ella.

Por otro lado, en esa época, gran parte de los alimentos básicos no estaban disponibles en los mercados y había que hacer grandes filas y recibir números para adquirir algo. Nuestras horas de almuerzo se transformaron en un lugar de trueque de las cosas que cada uno conseguía, nos compartíamos los datos y puestos en las colas, siempre había alguien que tenía contacto en alguna parte para conseguir algo.

Aproveche la falta de personal para ayudar al jefe de taller y entender mejor aún cual era su rol y realmente fue muy util.
Fue en esta etapa que aprendí como son realmente las relaciones en las fábricas, como funcionan los grupos, como ejerce el jefe su poder al tener el absoluto control de cuanto trabajo y de que tipo le entrega a cada persona.

Mafalda era del grupo que por no aceptar los requerimientos sexuales del jefe, debía esperar mucho tiempo sin recibir trabajo y eso la afectaba en su salario pues ganaba por unidades producidas.

El hacerselo ver al jefe del taller me incorporó rápidamente al conocimiento del manejo de poder.

En una ida al baño, fui rodeado por el jefe del taller y tres planchadores y me advirtieron de no intervenir.

Tener mas de un metro ochenta de estatura y más de 100 kilos me sirvieron para salvar la situación, sin hablar una palabra, le di un golpe en el rostro al jefe de taller que cayó pesadamente entre los retretes y enfrente a los planchadores y ninguno se atrevió a enfrentarme.

Mafalda empezó a tener trabajo de modo constante y yo empezé a tener problemas permanentes con el jefe del taller que me acusaba permanentemente de cada error o atraso que yo pudiera tener en el corte de prendas que le debía entregar.

Por otro lado, en nuestro grupo de salida se produjo un quiebre en la relación de Wilfredo y Nany que era una deliciosa chica y con Beto nos turnamos para ayudarla a pasar su pena durante bastante tiempo. (la pena era muy profunda).

Mi relación con Nany duró casi medio año pues reanudó su relación con Wilfredo y también con Beto.Nany era muy comprensiva con nuestras necesidades, era más fácil que la tabla del uno.

Martes 11 de Septiembre de 1973, se produjo el pronunciamiento militar y terminó el gobierno de Allende, nadie entiende que está pasando ni que pasará, volvimos en la misma mañana a nuestros hogares pues hay toque de queda, nos avisan que nos quedemos en casa el resto de la semana hasta que todo se normalize.

El lunes nos reintegramos y cinco de nuestros compañeros ya no volvieron a trabajar, no hay como saber de ellos.

A estas alturas pasados ya tres años, estaba familiarizado con todo el proceso de producción y decidí que debía dar un paso importante en mi vida que me llevara a la meta que me había propuesto al llegar a la fábrica.

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